Soy adepto de lo ígneo,
seguidor del fuego.
Arde en las manos
todo lo que no he dicho
y su ceniza
es el silencio.
Llama dulce
toma mi carne
para arder en esta noche,
toma mis sueños
mi tiempo
mi sed
mi boca
y arde
igual que el primer sol
o la primer vela.
Mira el incendio
de las cosas que tenía para ti.
No te vayas.
Que importa que las cenizas no alcancen
para alumbrar la noche.
Hagamos de esta sed
la hoguera más bella...