jueves, 20 de agosto de 2015

Río que corre entre piedras.

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Soy de arena y de roca,
corro entre ríos,
me empapo,
agua viva baila en mis tripas,
mi carne es polvo disfrazado,
las sonrisas que he dado
                                       flores.
Mi cuerpo nació en Guadalajara
no por haberlo pedido.
Fui labrado
como las piedras se pulen en el río,
como el risco toma la forma
de la furia del mar.
Soy las olas que me golpean
y las calles que tránsito.
Soy las sirenas y los camiones
la gente que muere en los asaltos
las iglesias y los burdeles.
Se celebran en mi tráquea ritos cristianos
y mi lengua es un campanario
donde duermen aves.
Soy mi tierra natal,
nací en las plantas de mis pies
y mis muslos fueron las calles donde jugaba con mis amigos.
Las palmas de mis manos son parques.
Nací en Guadalajara
pero crecí en la tierra de mi cuerpo.
Me siguen desde hace años
sus ruidos,
escucho el tráfico
cuando cierro los ojos
y el murmullo de gente que dice mi nombre.
Los edificios dejan sus cimientos para seguirme
y el alba va siguiendo mi sombra.
Los besos me saben a smog.
El cielo arde
lleno de humo y de olvido.
Este aliento
es el vaho ácido
de una ciudad que suda polución y llanto.
Mi ciudad tiene las cañerías más bellas de todas,
los niños juegan dentro de ellas
y las risas se mezclan con la mierda y las esperanzas.
Mi ciudad tiene grandes esperanzas.
Mi ciudad
tiene tantas esperanzas
que unas terminan matando a otras.
Se odian.
Todo lo que da esperanza
ruge,
ladra.
Lo mancebo
se pudre.
Lo frágil,
lo delicado.
Mi ciudad exige tener garras
y saber andar en el lodo.
Soy ciudadano del país de las bestias.
Mi cuerpo es una manada hambrienta.
Mi cuerpo es un lobo
en esta manada de ruinas,
de hienas,
de tigres que han perdido sus rayas.
Soy una bestia salvaje nacida en Guadalajara
donde los soles se apilan sobre los edificios,
donde los soles andan por la calle
y son perpetrados por perros salvajes.
Viajo para conquistar mi cuerpo,
para llenar de nuevas ruinas
estos cementerios,
para sembrar nuevos cadáveres,
para que nuevas sinfonías de aves y autos
susurren en mi cabeza.


miércoles, 5 de agosto de 2015

Poema a la chica que levantó su mano cuando conté mis sueños.

BY Unknown IN , , , , , , , , 2 comments

I
Cuando le conté a mi madre
por primera vez
lo que soñaba hacer en mi vida
no dijo nada,
Respondió sin verme
con los ojos llenos de trastes sucios
y soledades.

Perdía el tiempo.
Dijo que perdía el tiempo.
Hacer poesía es agarrar los segundos
como granos de arena
y aventarlos a un ventilador encendido.
Hacer poesía es apostar por el caballo cojo,
comprar un regalo que a nadie le gusta,
adoptar un perro
bravo y rabioso.

Dijo que perdía el tiempo.
Y que bueno.
De nada me sirve tener
acomodadas por colores
todas las horas de mi vida
en una alacena.

Mejor hacer poemas
y regalarlos
a chicas como usted
que no los quieren
y que quizá no los lean
por ser muy largos
o aburridos
o autorreferenciales
o tal vez solo por que
                               no son lo que necesitamos,
lo que nos hace falta,
lo que suena en los oídos
cuando el silencio es lo único que brilla.



II
Su vestido era rojo
y llevaba unas medias rotas.
No le conté mis sueños
ni le mostré mis cicatrices
pero quise hacerlo.
No le conté mis sueños
pero hablamos del sabor de las mandarinas
y  de que la poesía
podía salvar al mundo.

A mí nunca me ha salvado.
Nunca he dicho un poema
en una manifestación,
ni en un funeral.
Escribir es mi forma de estar solo.
Escribir es la soga más grande del mundo,
un nudo que se amarra
en el cuello
de toda la gente sola
como yo,
y nunca ha tenido suerte
de que las chicas como usted
se detengan a escuchar sus poemas.

Quizá nunca fue lo que necesitaron.
Quizá solo querían
una piel blanca,
unos ojos azules,
una barba bien espesa,
unos brazos marcados,
una risa que sonara como mar,
un carruaje
                               que pudiera transportar todas las caricias del mundo,
un gato mancebo,
una palabra sucia,
un abrazo,
un silencio de complicidad,
un puño aguerrido para cambiar el sistema,
una gota de agua
                que calmara la sed de todas las bocas.

Quizá solo querían todo eso
que no tengo
y que no puedo dar.



III
Un abismo
se arrastra a donde voy,
siguiéndome.

Un reptil
con la osamenta hueca,
un miedo en forma de pájaro
que canta para mí
en lenguas antiguas.

Tengo una maldición
por haberle arrancado las alas
a una mariposa
de pequeño.
Condenado a la mudez,
al silencio,
a vigilar el faro
hasta que poesía se vea en ultramar.

Escribo estos versos
para llenar el abismo
que siento temblando bajo mis pies.
para encender la luz de este puerto

¿Cómo hacer mas corta la distancia
hacia alguien que no conozco?

Contar mis sueños,
hacer poemas después de media noches,
decir chistes malos,
titubear.
construir versos
                               como Noé construyó un arca,
poblar mi boca  con un bosque de palabras,
llenar hojas en blanco,
correr en círculos,
gritarle a la luna
en medio de la avenida
mientras los autos suenan el claxon,
hacer dibujos en el aire,
desvelarme en espera de que me llame
al número de teléfono que no le di,
preguntarle a todos los carteros del mundo
si tienen para mí
una carta tuya,
escribirte,
escribirte hasta que se me acaben las metáforas
y reunir a todos mis amigos poetas
en un concilio
para que me ayuden a pensar en más imágenes
abrumadoramente bellas
para usted
escribir,
escribirle
es la única respuesta
que tengo.