domingo, 6 de marzo de 2016

Apretar las manos no nos salvara del naufragio

BY Unknown IN , , , , , No comments

La alacena estaba llena de los alacranes
mas bellos que he visto.
Éramos felices así,
con un frío de panteón
clavado en las sonrisas
y con los labios
que nunca preguntaban
fríos
de tantos versos inflados hasta reventar.

Nunca creí en mí,
en nosotros,
en el futuro.
No dije para siempre,
eterno,
bésame ahora,
espera,
quédate conmigo durante 50 años más.

Solo silencio en mis labios
como rascacielos
para que habiten golondrinas fantasmas,
cementerios de aves que alguna vez trinaron poemas,
versos de esperanza que se escriben en hojas que arden,
versos de lenguas secas,
versos de tartamudos,
versos que no alcanzan a decir
te amo
espera aquí a la luz del alba.

Necesidad aprendida:
no estar solo porque no se está completo,
fe en que juntos somos mas
siendo que solo hacemos
soledades mas grandes,
damos luz a las soledades más bellas,
al llanto mas puro,
a las rosas mas afiladas,
creer que hay que construir ciudades
con miles de ladrillos
cuando solo necesito un piedra para formar un castillo,
mi soledad
piedra de todos los muros
y ciudad
que nunca ha de sembrar girasoles.

Tu,
yo,
diciendo
que aún queda fe
aunque sea para plantar una semilla,
fe de frío,
de flor seca,
de escalofrío que recorre el cuerpo,
caricia de la mano de un amante
que muere por regalar su aliento,
mano de monstruo.
Solo el terror acaricia los cuerpos
la fobia a la soledad desmedida
y la sed de beber los charcos
que se forman tras el sexo o la lluvia.

Apretar las manos no nos salvara del naufragio
En eso creo,
siempre he creído:
en olvidar.
En que en unos cuantos siglos
no seremos siquiera polvo
ni sombra
ni agujero en la memoria de alguna estrella.




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